Había caminado mucho y en seguida me quedé dormido, pero cuando me despertó el frío

de la madrugada me puse otra capa de jersey, apuré lo que quedaba en la cantimplora y vi

que la luna tardía había apagado el brillo de muchas estrellas, como dice Safo que hace. El

cuarto menguante reveló en el bosque vistas, hondonadas y resplandores de roca iluminada.

Patrick Leigh Fermor